lunes, 5 de mayo de 2008

EDAD ANTIGUA-LA INVENCIÓN DE LA ESCRITURA.



Edad Antigua.


Hist. (4000 a.C.-476 d. C). Primera e. de la historia. Abarca desde el descubrimiento de la escritura, en Oriente, hasta la invasión de los bárbaros y la caída del imperio romano.

Fuente bibliográfica: Nuevo Océano Uno.


Diccionario Enciclopédico Color
© 2006 EDITORIAL OCEANO.



Orígenes de la escritura.-


La escritura es uno de los descubrimientos intelectuales más importantes del mundo. Desde su origen, el hombre ha sentido la necesidad de comunicarse, expresando sus ideas y sentimientos de diversas formas: el gesto (apretón de manos), las señales ópticas (fuego, humo), las señales auditivas (silbato, aplauso, lenguaje), etc. Todas ellas de valor momentáneo. La necesidad de encontrar un medio de expresar ideas y sentimientos de forma no limitada al tiempo y al espacio es lo que hace evolucionar las formas de comunicación hasta llegar a la escritura.

Cuando la gente tuvo conciencia de la importancia de la escritura, ésta se había consolidado al ser utilizada ampliamente, y nadie recordaba cómo se había originado ni su progresiva evolución. Por este motivo, las sociedades primitivas consideraban la escritura un regalo de los dioses, como consideraron igualmente otras adquisiciones fatigosas y útiles del hombre: el lenguaje, el fuego, la agricultura, la domesticación de los animales, etc.

Al principio, los signos fueron sólo dibujos de objetos, y su finalidad era referirse a esos objetos o expresar una idea fácilmente sugerida por su contemplación. Así, por ejemplo, el dibujo del disco solar podía significar el Sol, pero también la idea de día. Dos flechas con sus puntas opuestas podían sugerir la idea de guerra. Esta manera de escribir, rudimentaria y simple, es conocida con el nombre de escritura pictográfica, o sea escritura pintada.

El origen de la escritura se sitúa históricamente en Mesopotamia, en Sumer, en el cuarto milenio antes de J.C., y su aparición obedece a la necesidad de llevar la contabilidad de sacos de grano y cabezas de ganado. Allí se descubrieron las llamadas tablillas de Uruk, con escritura llamada cuneiforme, por la forma en que se realizaba, con signos en forma de cuña o triángulo (cunneus, en latín).

Un progreso fundamental consistió en procurar que los signos reflejasen los sonidos de las palabras en la lengua hablada: el fonetismo. Para ello, los egipcios utilizaron el procedimiento del jeroglífico, es decir, un pictograma que no designaba el objeto sino otro objeto cuyo nombre fuera fonéticamente similar. La escritura jeroglífica, a diferencia de la cuneiforme, más austera y geométrica, es fascinante. Está hecha con dibujos muy estilizados, cabezas humanas, pájaros, animales, plantas y flores. La propia palabra “jeroglífico” significa “escritura de los dioses”. Según los antiguos egipcios, fue el propio dios Tot el que habría creado la escritura y luego habría hecho don de ella a los hombres. Los primeros documentos con inscripciones jeroglíficas se remontan al tercer milenio a. de J.C., pero parece que la escritura apareció anteriormente.

Mientras que en el sistema sumerio las inscripciones inicialmente eran una especie de recordatorios que, poco a poco, se fueron convirtiendo en una escritura, el sistema egipcio, desde el principio, se configura como una verdadera escritura que puede expresarlo todo. Reproduce casi totalmente la lengua hablada, y transcribe tanto consejos para la agricultura, la medicina, la educación como oraciones, leyendas, el derecho y la literatura. Es una escritura muy original y compleja, formada por tres tipos de signos:
* Los pictogramas: dibujos estilizados que representan cosas y combinaciones de signos para expresar las ideas.
* Los fonogramas: los mismos dibujos u otros, pero que representan sonidos.
* Los determinativos: signos que permiten saber de qué categoría de cosas y seres se trata.

La escritura china nació hacia el segundo milenio a. de J.C. Es un caso único, pues es prácticamente la misma que la que los chinos leen y escriben hoy día. Al igual que en la escritura sumeria o egipcia los primeros signos fueron siempre dibujos, pictogramas y combinaciones de pictogramas que se fueron estilizando progresivamente. Tiene un carácter marcadamente poético. Su mayor peculiaridad consiste en que un solo sonido pronunciado puede significar varias cosas según cómo se escriba. Cada signo debe inscribirse en un cuadrado perfecto. Se compone de una clave que le da el significado y de una parte llamada fonética que da indicaciones sobre la pronunciación.

El empleo de los signos fonéticos fue el invento creador de la verdadera escritura, por que antes sólo podían representarse cosas o ideas, mientras que en adelante, con la combinación de signos fonéticos, pudieron escribirse las palabras.
Sin embargo, los sonidos representados por jeroglíficos y cuneiformes eran sonidos complejos, equivalentes a nuestras sílabas. Quedaba pues, un gran progreso que realizar: reducir el número de signos a los estrictamente indispensables para representar los sonidos más simples que puede modular la garganta humana.

Esto fue obra de los fenicios, pueblo comerciante de Oriente, que hacia el año 1.000 antes de Cristo inventó el primer alfabeto, del que, a través de griegos y romanos, deriva el nuestro. La palabra alfabeto es de origen griego, formada a partir del nombre de las dos primeras letras de su abecedario: alpha y beta.

La invención del alfabeto supuso una conmoción en el mundo de la escritura. Hasta entonces, para saber leer y escribir en cuneiforme, en jeroglíficos egipcios o caracteres chinos era necesario conocer y manejar una gran cantidad de signos, lo cual sólo era posible para una minoría que detentaba el poder. Ahora con la aparición del alfabeto se democratiza el saber, ya que con unos treinta signos se podía escribir todo.

El primer alfabeto fenicio constaba de veintisiete letras. Tuvo un móvil económico al igual que la escritura cuneiforme. Los fenicios ocupaban geográficamente lo que en la actualidad es el Líbano. No tenían tierras para cultivar y se dedicaron al comercio; ello los puso en relación con todo el mundo mediterráneo. Se enfrentaban a muchas lenguas y dialectos que no entendían y solucionaron el problema con la creación del alfabeto, que ha llegado a nuestros días con pocas variantes. De este alfabeto fenicio procede el nuestro, así como también el árabe. Era incompleto, en el sentido de que carecía de vocales, que aparecieron posteriormente inventadas por los griegos.

El alfabeto fenicio, perfeccionado por los griegos, es el alfabeto adoptado por el mundo romano, de donde pasará al resto del mundo, salvo a los pueblos eslavos que desarrollaron uno propio: el alfabeto cirílico.

El alfabeto hebreo procede del arameo, que apareció hacia el siglo VII a. de J.C. Era bastante parecido al fenicio. Posee 22 caracteres sin vocales, pero se escribe de derecha a izquierda. Tuvo gran influencia en nuestra historia, ya que en esta lengua se escribieron casi todos los libros bíblicos del Antiguo Testamento.

El alfabeto árabe, que también procede del fenicio, consta de dieciocho signos que, asociados a unos puntos, forman veintinueve letras: Se escribe y lee de derecha a izquierda y no se anotan las vocales, como en todas las escrituras de origen fenicio. Parece que las primeras inscripciones ya propiamente árabes aparecieron en el año 512-513 d. de J.C. Su nota característica es la capacidad para adoptar innumerables formas, siendo elemento decorativo esencial de las mezquitas y de los demás monumentos (arabescos). El árabe se escribe con dos modalidades, la cúfica, de tipos más rígidos, delineados y fijos que se atestigua hacia finales del siglo VII, y la násquica, forma cursiva, antecedente de la escritura árabe moderna.

Del alfabeto griego no existe una información precisa acerca de cómo se gestó, pero hay certeza de que hacia el siglo V a. de J.C. ya existía; tenía veinticuatro signos o letras. Es fundamental destacar que fueron los griegos los que crearon las vocales. Con la escritura griega apareció también una de las literaturas más ricas de todos los tiempos, en la que tienen cabida todos los géneros: poesía, teatro, narración, historia y filosofía. Nuestra cultura le debe casi todo a la civilización griega, ya que de ella proviene nuestro abecedario latino.

El alfabeto latino se creó hacia el siglo III a. de J.C. Constaba de diecinueve letras, añadiéndose mas tarde la “x” y la “y”, hacia el s. I a de J.C., en la época de Cicerón. No existe certeza sobre su origen, ya que si bien es probable que procediese de la lengua etrusca, a quienes los griegos en su expansión transmitieron su cultura, otras hipótesis mantienen que vino directamente del alfabeto griego sin tener como intermediaria a la escritura etrusca.

Los romanos escribían al estilo de los griegos, que utilizaban las mayúsculas para la piedra y las minúsculas para los demás soportes como el papiro o las tablillas de cera.
Con la creación del alfabeto latino los romanos dieron a su imperio un idioma común que ha perdurado hasta nuestros días.

En los siglos II y III d. de J.C. apareció la “nueva escritura vulgar” y también la “uncial” que se difundieron por todas las regiones de Europa donde vivían los romanos y donde se escribía el latín. Pero a partir del S. V todo este mundo cultural entró en crisis, sobre todo por la destrucción del Imperio y la creación de nuevos estados en las antiguas provincias. Esta circunstancia histórica es muy importante porque dio lugar a la creación de nuevas lenguas y escrituras nacionales.

Durante siglos, en la Europa medieval, sólo se escribió en latín. La escritura, entonces, era patrimonio exclusivo de los monjes, ya que eran muy pocos los laicos que dominaban la escritura. Desde el siglo IX ó X cada monasterio tenía su scriptorium donde se copiaban, decoraban y encuadernaban los manuscritos. Solía ser la única sala que se calentaba (calefactorio). Los monjes sólo interrumpían su tarea para rezar. Eran auténticos virtuosos, y sus trabajos verdaderas obras de arte.

A finales del siglo XII, los copistas laicos que colaboraban con los monjes se fueron organizando en talleres y en gremios. Redactaban los documentos oficiales de la nueva burguesía comerciante y también libros. Hasta entonces los libros habían sido obras de lujo que sólo iban dirigidos a una minoría: la nobleza y el clero. Ahora la burguesía iba a tener acceso a la literatura. Se creó una demanda tan grande que los artesanos no podían satisfacerla. Sólo el invento de la imprenta permitirá -desde el siglo XVI- satisfacer esta nueva necesidad.

El alfabeto cirílico: hacia el año 860 d.C. unos religiosos griegos que vivían en Constantinopla evangelizaron a los eslavos e idearon un sistema de escritura conocido como alfabeto cirílico por el nombre de uno de sus creadores, San Cirilo, apóstol de los eslavos. Procede del griego. No obstante, para reproducir determinados sonidos que existían en el eslavo se crearon algunos caracteres que no existían en griego. Las variantes del alfabeto cirílico son las escrituras que corresponden al ruso, ucraniano, serbio y búlgaro, pero no es el caso polaco, checo, eslovaco o esloveno, que se escriben en caracteres procedentes del alfabeto romano.

Soportes de la escritura


Los egipcios escribían con una pequeña caña puntiaguda, mojada en una especie de tinta que se preparaba con agua, goma y algunas sustancias vegetales que le daban el color. Usaban como papel los tallos de una caña, el papiro (de ese nombre ha derivado nuestra palabra papel), que crecía abundantemente en las orillas del Nilo.

Las inscripciones en las paredes de los monumentos y las tumbas eran, por lo general, grabadas o pintadas; los egipcios se preocupaban en tales casos de que los signos fuesen ejecutados con mucha precisión y exactitud. En cambio, cuando se escribía sobre papiro no se respetaba esa minuciosidad en el dibujo, y así se fue desarrollando un tipo de escritura popular más simple, diferente de la otra, como son diferentes, entre nosotros, la escritura a máquina y a mano.

En cuanto a la escritura china, su principal aportación fue el invento del papel que revolucionó el mundo de la escritura, ya que permitía escribir con gran rapidez. Se realizaba por maceración de los residuos de la seda. Los chinos guardaban celosamente el secreto de su fabricación. Si bien, España fue el primer país de Europa que lo conoció. Los caracteres se caligrafiaban con un pincel y tinta (tinta china); y el papel adoptaba la forma de rollo. En las imágenes aparecen estos rollos cargados a las espaldas de los peregrinos budistas que atravesaban el país.

Otro soporte fundamental para la escritura fue el pergamino. Tuvo su origen en la ciudad de Pérgamo, en Asia Menor. Durante el siglo II antes de nuestra era, Egipto se negó a proporcionar a Pérgamo, que era su rival, los papiros indispensables, por lo que los escribas tuvieron que recurrir a otro material: el cuero.

El pergamino procede de la piel de un animal, generalmente ternera, cabra, oveja o carnero. Esta se dejaba en remojo en agua durante un prolongado período de tiempo, después se le daba una lechada de cal para eliminar la epidermis, evitar que se pudriera y facilitar la eliminación del vello, que se hacía a continuación; finalmente se raspaba el tejido subcutáneo. Una vez reducida la piel a una capa fina y limpia de la dermis, se estiraba y tensaba sobre un bastidor, donde se goteaba y raspaba con cuchillas de acero pasando a continuación un trapo húmedo con agua y polvo calizo; esta operación se repetía varias veces, de modo que, a base de secar y mojar la piel tensa, se producía un reordenamiento de las fibras de colágeno que daban el aspecto característico de la trama del pergamino. Una vez quitada la piel del bastidor, se apoyaba sobre un caballete y se volvía a rascar, ahora en seco, con cuchillas de cierta curvatura, para hacerla aún más fina y flexible, luego se pulía con piedra pómez. Con las virutas que se desprendían del raspado se fabricaba la cola de pergamino, usada para teñir lana, para pinturas y para encolar papel.

La ventaja fundamental de la piel de cordero y de ternera que pueden aguantar la escritura por las dos caras. La vitela es un pergamino de calidad superior que se obtiene al tratar la piel de terneras jóvenes o recién nacidas. Tiene la cualidad de que no se “bebe” la tinta o la pintura, y conserva mejor sus colores originales; por ello las más bellas miniaturas se realizaron sobre este material.

La aparición del pergamino trajo consigo dos progresos decisivos: por una parte, permitió la utilización de la pluma de oca que ofrecía muchas más posibilidades que el pincel de caña, algo basto. Por otra parte, permitió la aparición del libro, mejor dicho, el “codex”, precursor de nuestros libros, dada la posibilidad que ofrecían los folios de poderse doblar y coser.

Finalmente, en el siglo XV aparece la imprenta, inventada por Johannes Gutemberg en la ciudad alemana de Maguncia, junto al Rin, donde imprimió en 1450 una magnífica “Biblia latina”. Con los años y diversos progresos técnicos su invento se fue perfeccionando.

Gutemberg se dio cuenta del interés de utilizar el papel, material que ya había sido empleado por los chinos anteriormente, y que, con unas pocas mejoras, se siguió utilizando.

Si bien consideramos a Gutemberg el inventor de la imprenta, lo cierto es que ya antes, en China, se había publicado en 1390 un libro impreso en caracteres metálicos móviles.

Los historiadores de la imprenta empezaron a hablar en el siglo XVII de la época incunable refiriéndose a los primeros años de su existencia, es decir, cuando la imprenta, estaba “en los tiempos de cuna”. Después se dio el calificativo de incunables a los libros que aparecieron en aquel período, hasta el final del siglo XV.

El primer país en disponer de talleres tipográficos, después de Alemania, fue Italia, con una situación económica brillante, cabeza, por un lado de la vida religiosa y, por otro, del mundo intelectual.

La imprenta llegó a España con cierto retraso por la situación periférica de la Península y por la falta de grandes universidades o rica vida urbana. Los primeros impresores fueron alemanes. En total fueron veintiséis las ciudades españolas que dispusieron de imprenta en el siglo XV, como Barcelona, Zaragoza, Valencia, Segovia, Palma de Mallorca, Murcia y otras sedes episcopales como Santiago, pequeños pueblos como Montalbán y monasterios como Montserrat.

El descubrimiento de la imprenta supuso el renacimiento del comercio del libro en Europa, desaparecido prácticamente desde la caída del Imperio Romano. Desde el principio, se reconoció que la imprenta había abaratado el libro notablemente. La oferta de libros se centraba en el tema religioso. Dentro de este grupo estaban las Biblias completas o en ediciones parciales. También los libros litúrgicos, misales,... Las obras eruditas clásicas, medie vales y contemporáneas entre ellas grandes tratados teológicos y filosóficos que se estudiaban en las universidades.


Naturalmente a medida que pasaba el tiempo, fue aumentando el número de obras originales, escritas para ser impresas.

La imprenta, tal como fue inventada por Gutemberg, no podía hacer más de 300 hojas al día, por lo cual en 1783 Didot la perfeccionó haciendo que se pudiera imprimir en grandes formatos. Y posteriormente el alemán F. Koeing en 1812 pone a punto la rotativa, compuesta por dos elementos cilíndricos, que fue decisiva para la aparición de los periódicos.


Carmen Galán, Eva Mª Jiménez.- Scriptorium, el descubrimiento de la escritura.Consejería


Educación, Com. Madrid. 2.002. Págs. 62-63