sábado, 14 de junio de 2008

Edad Contemporánea


Concepto de Edad Contemporánea.

Edad contemporánea, periodo histórico que sucede a finales del Siglo XVIII el cual se desarrollo hasta el presente le confieren unas connotaciones muy particulares por su cercanía en el tiempo. Suele considerarse que la llamada época contemporánea comienza en 1789, con la revolución francesa, que provoco la caída del antiguo régimen existente en Europa y abrió el camino a nuevas formas de organización política y social.

El nacimiento de los Estados Unidos de América.


Las trece colonias británicas de América del Norte fueron el escenario donde por primera vez se pusieron en práctica las nuevas teorías políticas de la Ilustración y del liberalismo político y económico. El conflicto entre Gran Bretaña y sus colonias tiene sus orígenes en la paz de París (1763), que, al alejar de los colonos británicos en Norteamérica el peligro francés y la competencia colonial, contribuyó al desarrollo económico de las mencionadas colonias (las del norte basadas en el comercio; las del sur, en la agricultura). Como consecuencia de ello se habían fortalecido sus aspiraciones de autogobierno.
Herederos de las tradiciones británicas, los colonos norteamericanos gozaban de una libertad política muy superior a la de los pueblos europeos. En este ambiente de progreso, en que se habían introducido las ideas revolucionarias, se hallan las causas primeras del movimiento de independencia de las trece colonias británicas.
Las causas inmediatas se fraguaron como respuesta a la política autoritaria y comercialmente restrictiva del monarca británico, Jorge III (1760-1820). Éste, preocupado por el déficit monetario generado por la guerra de los Siete Años, pretendió imponer una serie de nuevos impuestos en las colonias, las cuales reaccionaron de forma violenta en diversas ocasiones.
En 1773, con motivo de la aplicación de la tasa sobre el té, se llegaron a producir graves incidentes en el puerto de Boston, y los colonos, disfrazados de pieles rojas, asaltaron y arrojaron al mar un cargamento de té. Jorge III reaccionó enérgicamente y proclamó el estado de excepción.
Los congresos de Filadelfia
Salvo Georgia, que se mantuvo leal, los delegados de los restantes doce estados de Nueva Inglaterra (Massachusetts, Nueva Jersey, Nueva Hampshire, Pennsylvania, Delaware, Virginia, Maryland, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Nueva York, Rhode Island y Connecticut) se reunieron en el I Congreso de Filadelfia, donde redactaron una Declaración de derechos (1774) y decidieron suspender el comercio con la metrópoli hasta que se restableciera la situación anterior a 1763.
En 1775, el II Congreso de Filadelfia acordó su separación de la corona británica. El 4 de julio de 1776 era aprobada por los congresistas una Declaración de independencia redactada por Thomas Jefferson (1743-1826), abogado de Virginia y, posteriormente, tercer presidente de Estados Unidos. La declaración fundaba la separación de las colonias en "las leyes de la naturaleza y del Dios de la naturaleza" y en las verdades "evidentes" de la razón.
La guerra de Independencia
Al principio, la guerra (1775-1783) fue difícil para los insurgentes, mal organizados. El ejército británico, formado por mercenarios alemanes en su mayor parte, los superaba en número y técnica militar. Pero, con tenacidad y patriotismo, el general George Washington supo conducir sus tropas a la victoria.
Tras el importante triunfo americano de Saratoga en 1777, Benjamin Franklin (1706-1790), el primer embajador de Estados Unidos, inició en París una campaña a favor de la causa independentista. Un grupo de jóvenes franceses capitaneados por el marqués de La Fayette (1757-1834) marchó a las colonias para sumarse al ejército de Washington.
Francia, en 1778, y España, en 1779, decidieron intervenir a favor de la causa norteamericana con el objeto de debilitar a su tradicional enemigo, Gran Bretaña. Las tropas británicas fueron vencidas definitivamente en Yorktown (1781). La paz se firmó en Versalles en 1783. Gran Bretaña reconocía la independencia de Estados Unidos y cedía los territorios hasta el río Misisipí, mientras Canadá quedaba bajo su dominio. Francia recuperó Tobago, Santa Lucía y, en África, el Senegal, pero quedó arruinada. España, por su parte, recobró Florida, algunos territorios de Honduras y, en el Mediterráneo, Menorca, pero más tarde sufriría en su propio imperio colonial las consecuencias de la independencia de América del Norte.
Organización del Estado Federal
El 17 de septiembre de 1787, la Convención Nacional de Filadelfia aprobó la Constitución de Estados Unidos, por la cual se instituía una república federal en la que cada estado conservaba sus propias instituciones. Se puso en práctica la división de poderes: el ejecutivo era dirigido por un presidente elegido cada cuatro años, el legislativo lo ejercía un Congreso formado por dos cámaras (senado y cámara de representantes), mientras el judicial quedaba en manos de la Corte Suprema de Justicia. El primer presidente electo fue George Washington (1789-1797).
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Maquinismo o Revolución Industrial.

Es el cambio que se produce en la Historia Moderna de Europa por el cual se desencadena el paso desde una economía agraria y artesana a otra dominada por la industria y la mecanización.
Fue un movimiento surgido en el Siglo XVIII en Inglaterra, extendido a Europa y a los Estados Unidos, originado en la invención de las máquinas para la industria textil, de las máquinas de vapor y eléctricas, y de los motores de explosión



La Primera Guerra Mundial.


Desde 1870, Europa vivía temerosa de la guerra: nunca los estados europeos habían mantenido tan gigantescos ejércitos en tiempos de paz como a principios del siglo XX. La tensión política entre las principales potencias europeas era manifiesta. Francia y Alemania se hallaban enfrentadas desde que, tras la guerra franco-prusiana, Francia había perdido los territorios de Alsacia y Lorena, y la situación se había agravado con la cuestión colonial en el norte de África. Por otro lado, los intereses económicos habían acrecentado la rivalidad entre el Reino Unido y Alemania. Por último, Rusia y Austria competían por los territorios balcánicos. En este ambiente funcionaba un sistema de alianzas entre los países europeos. Desde 1887, Italia se hallaba unida a Alemania y al imperio austrohúngaro por la Triple Alianza. Por su parte, Rusia, Francia y Reino Unido habían aliado sus intereses por la Triple Entente de 1907.
El conflicto estalló en los Balcanes. El imperio otomano, en descomposición, poseía una franja en los Balcanes desde Constantinopla hasta el Adriático. El resto del territorio era un complicado mosaico de estados de diversa entidad política: Grecia, Rumania, Bulgaria, Serbia y Bosnia-Herzegovina. Este último estado pertenecía a Turquía pero estaba ocupado y administrado por Austria desde 1878. Por su parte, los territorios de Croacia y Eslovenia (habitada por los eslavos del sur o yugoslavos), pertenecían al imperio austrohúngaro. Y Serbia era el foco de agitación de todo este conjunto. Durante 1912 y 1913 hubo dos guerras en los Balcanes. La primera enfrentó a Serbia, Bulgaria y Grecia contra Turquía; la segunda, a Serbia, Grecia y Turquía contra Bulgaria. En estos conflictos, unos países ayudaban a otros según el juego de las alianzas, lo cual amenazaba con originar la chispa bélica en cualquier momento.
El estallido de la guerra
El 28 de junio de 1914 fue asesinado el archiduque Francisco Fernando, heredero al trono austríaco, en Sarajevo, capital de Bosnia, por un miembro del partido secreto panserbio Unión o Muerte, de carácter nacionalista y que actuaba con el beneplácito de Serbia.
El gobierno austríaco, apoyado por Alemania, envió un ultimátum a Serbia para que permitiese que funcionarios austríacos colaboraran en la investigación de los hechos. Sin embargo, Serbia, apoyada por Rusia, rechazó dicho ultimátum por considerarlo una intromisión en sus asuntos internos. El 28 de julio, Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia. Rusia, para ayudar a Serbia, movilizó a sus tropas hacia las fronteras alemana y austríaca, por lo cual Alemania declaró la guerra a Rusia, el 1 de agosto de 1914, y a Francia, el 3 de agosto. Durante los días 3 y 4 de agosto, las tropas alemanas invadieron Bélgica, lo que originó que el Reino Unido, aliado de Francia, entrase en la guerra el 4 de agosto. El 6 de agosto Serbia declaró formalmente la guerra a Alemania, y Austria-Hungría lo hizo respecto a Rusia; finalmente, el 11-12 de agosto, Francia y el Reino Unido, por su parte, iniciaron las hostilidades con Austria-Hungría.
Francisco Fernando de Habsburgo (1863-1914) Archiduque de Austria y heredero de su tío, el emperador austriaco Francisco José I. Favorable al entendimiento con Alemania, su muerte en Sarajevo a manos del nacionalista serbio Gavrilo Princip llevó a la Primera Guerra Mundial.
Bloques y alianzas
En agosto de 1914 se enfrentaban las potencias centrales (Alemania y Austria-Hungría) a los aliados (Serbia, Bélgica, Rusia, Francia y Reino Unido). Al bloque aliado se sumaron luego Italia (1915), Rumania (1916), Portugal y Grecia (1917). Las potencias centrales aumentaron su poderío con la incorporación a su causa de Turquía (1914) y Bulgaria (1915). Por consiguiente, sólo permanecieron neutrales Suiza, los países escandinavos, Países Bajos (donde se refugió el kaiser Guillermo II) y España.
La contienda se extendió más allá de los territorios europeos, pues las colonias respectivas colaboraron con combatientes o sirvieron como teatro secundario de las operaciones. Por su parte, Japón halló una ocasión propicia para apropiarse de las bases alemanas en China (Shantung). Por último, en 1917, Estados Unidos decidió intervenir en la guerra en apoyo de los aliados, lo cual acabó por romper el equilibrio internacional de fuerzas. En varios aspectos, la llamada Gran Guerra tuvo un carácter moderno: propaganda bélica, nuevos materiales (gas asfixiante, lanzallamas, etc.). Se inició también en ella la utilización de aviones y submarinos.
La guerra de movimientos
En un primer momento se abrieron en Europa dos frentes: el occidental, en Francia, y el oriental, en Rusia. La estrategia militar alemana se basaba en el plan Schlieffen, que consistía en un rápido ataque, hacia el oeste, contra Francia. Sin embargo, en la batalla meridional del Marne (6-9 de septiembre de 1914), la contraofensiva francesa, dirigida por el mariscal Joffre (1852-1931), detuvo el avance de las tropas alemanas del general Moltke (1848-1916) sobre París, salvando así la situación.
Los aliados resistieron también una serie de ataques alemanes (octubre-noviembre) contra Calais, Boulogne y Dunkerque, con los cuales se trataba de impedir la llegada del apoyo británico. Finalmente, el frente quedó estabilizado desde el canal del Yser, en Flandes, hasta la frontera suiza, a lo largo de unos 800 kilómetros.
Simultáneamente, en el frente oriental, las tropas alemanas, dirigidas por el general Hindenburg (1847-1934), vencieron a los rusos de Samsonov en Tannenberg (26-30 de agosto de 1914). Sin embargo, también al mismo tiempo, el ejército austrohúngaro era derrotado en Lemberg (agosto-septiembre), teniendo que retirarse de Galitzia, en Polonia.
La guerra de posiciones
La guerra, que al principio parecía que iba a ser rápida, se mostró luego demasiado equilibrada como para permitir prever el desenlace. Los contendientes iban a intentar nuevas técnicas, como el desgaste (gases venenosos, bloqueo económico, submarinos) o la diversión (crear nuevos frentes). A lo largo de 1915-1916, la guerra se estabilizó debido a la construcción de trincheras. En 1916, el alto mando alemán, decidido a acabar con el obstáculo de las trincheras francesas, inició (21 de febrero) una ofensiva contra Verdún. Durante diez meses, las tropas francesas, al mando del mariscal Pétain (1856-1951), lograron resistir. Sin embargo, las pérdidas fueron tan numerosas para ambos contendientes, que la lucha terminó sin vencedores ni vencidos. Los combates causaron tal pánico en los soldados de remplazo movilizados por la fuerza, que quienes la padecieron la bautizaron como la "Gran Guerra".
En el frente oriental, la ofensiva austroalemana desde el Báltico hasta el San, quedó detenida por la victoria rusa en Tarnopol (septiembre de 1915). Los nuevos frentes que se habían abierto para romper el estancamiento se hallaban en los Dardanelos y el Cáucaso (británicos contra turcos), y en Macedonia (austroalemanes contra rumanos).
La guerra en 1917
La guerra aceleró el hundimiento del gobierno zarista. Tras la abdicación de Nicolás II (15 de marzo de 1917), el gobierno provisional ruso decidió continuar la guerra, pero la toma del poder por parte de los bolcheviques ("revolución de noviembre"), partidarios del fin de la contienda, llevó a la firma unilateral de la paz entre Rusia y Alemania (tratado de Brest-Litovsk, 3 de marzo de 1918). Ambos países reconocían la independencia de Polonia, Ucrania, Finlandia y provincias bálticas. Era una medida impuesta por Alemania, que se aseguraba así una especie de cordón de seguridad en su frontera oriental.
Por otra parte, en Estados Unidos era cada vez mayor el sentimiento probélico de la población. El presidente Wilson (1856-1924) se decidió a declarar la guerra a Alemania, el 2 de abril de 1917, basándose en los ataques de barcos de guerra alemanes a su marina comercial. También contribuyó a ello el contenido del denominado "Telegrama Zimmermann", que fue interceptado por los servicios de información británicos. En dicho telegrama, enviado el 19 de enero de 1917 por el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Arthur Zimmermann (1864-1940), al embajador de su país en México, se apuntaba la posibilidad de una alianza germanomexicana con el fin de que, si Estados Unidos entraba en guerra, México marchara hacia el norte, prometiéndole la recuperación, en los acuerdos de paz, de Nuevo México, Texas y Arizona. El ejército de Estados Unidos, que contaba con 130000 soldados en 1916, movilizó a más de tres millones y medio de civiles. A los préstamos anteriores recibidos por los aliados, se sumaron ahora 10 000 millones de dólares que entregó Estados Unidos en concepto de provisión de alimentos y pertrechos.
¿Por qué perdió Alemania la decisiva guerra submarina? En 1917, Alemania desató una guerra submarina para romper el bloqueo de suministros impuesto por la flota aliada, pero la entrada en guerra de la marina estadounidense redujo sus hundimientos de 430 buques en abril a 215 en octubre. En 1918, los británicos bloquearon la entrada del puerto belga de Zeebrugge (base de submarinos alemanes), aislando a muchos U-Boats hasta el fin de la guerra.
El fin de la guerra
Firmada la paz con Rusia, el general alemán Ludendorff (1865-1937) decidió ganar tiempo y trasladó sus tropas al frente occidental. En marzo de 1918 consiguió derrotar a los aliados en Picardía y en mayo llegó hasta el Marne, pero en la segunda batalla del Marne (julio-agosto de 1918) los alemanes fueron detenidos por las tropas aliadas al mando del general Foch (1851-1929).
El ejército alemán se hallaba ya desgastado y sin reservas, por lo que la llegada de los estadounidenses los redujo a la defensiva y les obligó a retroceder. Finalmente, en septiembre de 1918, los generales Hindenburg y Ludendorff pidieron el armisticio. Por su parte, la pérdida de la guerra supuso para las potencias centrales una grave crisis política. En noviembre abdicaron los emperadores Guillermo II de Alemania y Carlos II de Austria.
¿Por qué Lenin fue tildado de agente alemán? Porque, de acuerdo con el gobierno alemán, volvió a San Petersburgo para preparar la revolución bolchevique de octubre de 1917. Lenin creía que Rusia debía abandonar la Primera Guerra Mundial y centrarse en la lucha por la victoria de la revolución socialista, y a Alemania le interesaba cerrar el frente ruso y derrotar a los aliados en el frente occidental, antes de la entrada en guerra de Estados Unidos.
La organización de la paz
En enero de 1919, veintisiete naciones iniciaron las conferencias para la paz en París. Wilson ocupó una posición hegemónica junto a los ministros del Reino Unido (Lloyd George), Francia (Clemenceau) e Italia (Orlando). Las condiciones se estipularon con los cinco países vencidos mediante la firma de cinco tratados por separado cuyos nombres corresponden a barrios parisienses: Versalles con Alemania, Saint-Germain con Austria, Neuilly con Bulgaria, el de Trianon con Hungría y Sèvres con Turquía.
La formación de nuevos estados
A grandes rasgos, puede decirse que Europa se modificó sustancialmente con la formación de nuevos estados, la desaparición de los grandes imperios, convertidos en repúblicas, y el sacrificio de Alemania. Los estados que surgieron del tratado de Versalles fueron: Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Checoslovaquia, Hungría y Yugoslavia. Por su parte, Rumania y Grecia se ampliaron. A Alemania, acusada de ser la única responsable del conflicto, le fue vetado su ingreso en los organismos internacionales. Se fijó en concepto de reparaciones de guerra una cifra de 220 millones de marcos, cantidad altísima que años más tarde fue reducida. Temerosas del poder económico y de recuperación de Alemania, las potencias vencedoras decidieron la ocupación temporal de la rica cuenca industrial del Rin, además del Sarre y del Ruhr. Por último, en el terreno militar se redujo su ejército de tierra cien mil hombres, se prohibió la reorganización de la aviación y se ordenó la entrega de la flota de guerra. El resentimiento provocado por la dureza extrema de las reparaciones de guerra, junto con la grave depresión económica de los años treinta con su desempleo generalizado y la extrema debilidad de la República de Weimar, influyeron decisivamente en el ascenso del nacionalsocialismo y su victoria electoral en 1932.
En abril de 1919 se creó la Sociedad de Naciones, organismo político internacional para preservar la paz y arbitrar en las posibles disputas. La Sociedad de Naciones debía administrar las colonias ex alemanas y supervisar los territorios perdidos por Turquía y confiados como mandatos a otras naciones: Siria y Líbano, a Francia, y Palestina e Irak, al Reino Unido.
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La Revolución Rusa de 1917.


La revolución de octubre alteró el curso de la historia rusa al transformar el enorme espacio geográfico de la Rusia zarista de un país en el umbral del desarrollo en una superpotencia militar y económica, que había de convertirse en un gran imperio al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Pero sobre todo la Revolución Rusa inauguró un ciclo de movimientos revolucionarios de nuevo tipo basados en la preeminencia del proletariado y la clase obrera, que alentaron, con la victoria de la revolución bolchevique y el férreo dominio impuesto sobre los partidos comunistas de todo el mundo por el Komintern, insurrecciones obreras y populares que se saldaron con sucesivos fracasos.
Con el fracaso de la revolución alemana de los espartaquistas, los bolcheviques acentuaron sus tendencias autoritarias que desembocaron en el triunfo del estalinismo y la consolidación en todo el mundo soviético del capitalismo de Estado dominado por la burocracia y la nomenklatura comunista. La gran figura de la Revolución Rusa fue, sin duda, Vladimir Ilich Ulianov (1870-1924), llamado Lenin, jefe del partido bolchevique (mayoría) surgido en 1903 como escisión del Partido Socialdemócrata Ruso. Lenin, en sus famosas Tesis de abril, criticó la colaboración del partido bolchevique y de los soviets con la duma y el gobierno provisional de Kerenski, y trazó la estrategia revolucionaria para lograr, por primera vez en la historia, la aplicación práctica de las teorías marxistas. Junto a él figurarían como colaboradores directos Stalin; Lev Davidovich Bronstein (1879-1940), Trotsky, que se incorporó al partido bolchevique iniciado ya el proceso revolucionario, pero que pasó a la historia como el artífice de la toma del palacio de Invierno, creador del Ejército Rojo e inspirador de la plataforma de oposición al estalinismo; y Zinoviev, Kamenev, Bujarin, Rikov y Radek, entre otras grandes figuras del partido bolchevique, víctimas todos ellos de las purgas estalinistas.
La revolución de febrero
Causa inmediata de esta revuelta fue la incapacidad del zarismo para hacer frente a los problemas derivados de la guerra mundial. Los revolucionarios se dividían en dos grupos principales: los liberales, que esperaban transformar Rusia en una república democrática y ganar la guerra contra Alemania, y los bolcheviques, anarquistas y socialrevolucionarios, que luchaban por una revolución de las estructuras económicas y sociales, y se mostraban partidarios de abandonar la contienda que enfrentaba a los trabajadores de los distintos países e impedía el triunfo de la revolución mundial.
La revolución estalló el 18 de marzo (el calendario juliano llevaba trece días de retraso respecto del occidental) en Petrogrado, actual San Petersburgo, y las tropas se pasaron al bando de los amotinados. Como el gobierno era incapaz de mantener el orden, los diputados se reunieron en la duma, y, por su parte, obreros, soldados y campesinos se organizaron en consejos populares llamados soviets (como ocurrió en 1905). La fuerza del movimiento determinó la abdicación del zar Nicolás II y la formación de un gobierno provisional. Este gobierno, presidido por el liberal príncipe Lvov, de carácter moderado y defensor de los intereses de la burguesía, se enfrentó a los soviets y dio lugar a un cambio de gobierno, que desembocó en la entrada de políticos social-revolucionarios y mencheviques, a la cabeza del cual fue colocado el menchevique A. Kerenski, que continuó enfrentándose a los bolcheviques e intentó, mediante la convocatoria de elecciones para una asamblea constituyente, serenar la conflictividad política y social. Pero, tras el regreso de Lenin, y el triunfo en el seno del partido bolchevique de sus Tesis de abril, se organizó una fuerte campaña contra el gobierno provisional, debilitado por su fracaso militar en la gran ofensiva de julio contra los alemanes (que implicó la descomposición definitiva del ejército y la formación de soviets de soldados y marinos en todo el frente) y a causa de las desavenencias entre el primer ministro Kerenski (1881-1970) y el comandante en jefe, general Kornilov (1870-1918). Éste intentó dar un golpe de estado en septiembre, que precipitó el proceso revolucionario al verse obligado el gobierno provisional a recurrir a los soviets para derrotar el golpe militar.
La revolución de octubre
Trotsky, elegido presidente del comité ejecutivo de los soviets, preparó un golpe de estado de acuerdo con la ideología bolchevique. Lenin era el encargado de dirigir la insurrección. Las consignas bolcheviques fueron seguidas por las masas de obreros, soldados, marinos y campesinos pobres (mujiks), organizados en soviets en gran parte del país. Los días 6 y 7 de noviembre (25 de octubre), los bolcheviques atacaron el palacio de Invierno, sede del gobierno. Kerenski y sus ministros huyeron y el Congreso Panruso de los soviets autorizó a los bolcheviques a organizar un Consejo de Comisarios del Pueblo presidido por Lenin.
Inmediatamente, el gobierno presidido por Lenin inició una serie de reformas de carácter socialista: supresión de las grandes propiedades, control obrero en las fábricas, creación de comités agrarios, etc. En julio de 1918 se promulgó una nueva constitución en Moscú, convertida en la capital de Rusia desde marzo del mismo año.
La guerra civil rusa
Contra el Ejército Rojo, organizado por Trotsky, se alzó un ejército blanco, contrarrevolucionario, formado por oficiales zaristas, cosacos y otros elementos, que contó con el apoyo y la intervención exterior de cuerpos de los ejércitos británico, francés, japonés y estadounidense. La guerra civil se prolongó casi tres años (1918-1921) y acabó con la victoria de los bolcheviques, cuyas filas estaban dotadas de mejor preparación y mayor cohesión. Trotsky y Lenin utilizaron la guerra civil para acabar con las otras corrientes que habían participado en la Revolución, como anarquistas y socialistas revolucionarios, y liquidar los brotes insurreccionales que desde la izquierda se plantearon a la dominación absoluta del bolchevismo (aplastamiento de los marinos de la base de Krondstadt en 1921, represión de las comunas anarquistas y de las guerrillas de Makhno en Ucrania).
En mayo de 1921, Lenin, siguiendo los consejos de Bujarin, organizó la nueva política económica (NEP), con la cual pretendía implantar un capitalismo de Estado que después diera paso al comunismo. Las tierras fueron declaradas propiedad estatal, pero se dejó libertad a los municipios para su utilización. Así mismo, el comercio y las empresas gozaban de libertad. El resultado fue satisfactorio, puesto que permitió superar la aguda crisis económica y que los campesinos abastecieran de nuevo a las ciudades.
La formación de la URSS
El I Congreso de los Soviets, celebrado el 30 de diciembre de 1922, decidió por unanimidad la constitución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), formada por Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Transcaucasia y las repúblicas del Asia central. En 1936 se otorgó una nueva constitución que establecía la unión de repúblicas como algo fluido, al menos sobre el papel: las repúblicas podrían separarse o formar otras nuevas.
Administrativamente, dentro de una república soviética federada podían existir ahora, según su extensión o importancia, distritos nacionales, regiones autónomas o repúblicas autónomas.
En el marco del Estado, la institución distintiva era el soviet (sólo el trabajador tenía derecho al voto). El sistema electoral era indirecto. El Congreso de Soviets de la Unión era el máximo órgano legislativo. Este organismo elegía a los comisarios del pueblo y a un Comité Central ejecutivo. En 1919, el Partido Comunista (bolchevique) creó la III Internacional, Komintern, que impuso un férreo control comunista a los movimientos obreros y revolucionarios del mundo.
Lenin (1870-1924) Revolucionario y político ruso. Creador (1922) de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), definió el bolchevismo como la puesta en práctica del socialismo científico (comunismo) de Karl Marx, dirigida por un partido unificado.
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El futuro inmediato de la tecnología.


El progreso técnico que la humanidad ha protagonizado desde sus albores permite que el ser humano se enfrente hoy a una serie de retos a los cuales deberá dar respuesta volviendo a echar mano de sus conocimientos técnicos y tratando de aplicarlos para solucionar los graves problemas que aquejan al género humano.
Los expertos de los organismos internacionales y las instituciones científicas han lanzado ya sus voces de alarma en relación con los problemas más importantes que aquejan a la humanidad en la actualidad y en un inmediato futuro. Los principales retos son la superpoblación y la escasez de agua y alimentos relacionada con ella. La contaminación del aire, el agua y la tierra y los efectos colaterales que esto produce, tales como el efecto invernadero (responsable del calentamiento de la atmósfera terrestre y del cambio climático) y la destrucción de la capa de ozono que nos protege (a nosotros y a los demás organismos vivos de la Tierra) de las radiaciones ultravioletas que llegan a nuestro planeta desde el espacio.
Relacionados de manera directa con estos problemas se encuentran el agotamiento de muchos recursos (a causa del despilfarro y la mala gestión) y la consiguiente generación de cantidades inasumibles de residuos, cuya destrucción es imposible. Ante este panorama desolador, los esfuerzos se centran en el desarrollo de tecnologías de generación y explotación lo más limpias posibles, el diseño de productos especialmente pensados para su reciclaje posterior, la reducción y racionalización del consumo de agua, energía, materias primas, etcétera, y una mayor vigilancia de la evolución del planeta y sus recursos.
Soluciones tecnológicas a los problemas humanos
Frente a este estado de cosas, la técnica se orienta en gran medida, en el campo de la generación, transporte y consumo de energía, hacia el desarrollo al máximo de las posibilidades de las llamadas energías limpias o alternativas (energía solar, fusión nuclear, etc.), así como hacia una gestión más racional de los recursos disponibles, para evitar la construcción de nuevas instalaciones de generación de energía que, racionalizando el consumo, son simplemente superfluas y suponen unos costes difíciles de asumir.
El desarrollo de dispositivos energéticamente eficientes, como las lámparas de bajo consumo, la utilización de sistemas de aislamiento térmico eficaces y otros permiten ahorros notables en el consumo con inversiones mínimas.
En cuanto a las máquinas y motores y los materiales de última generación, se están desarrollando máquinas microscópicas, capaces de penetrar incluso en el cuerpo humano y realizar en su interior (sin necesidad de aplicar cirugía agresiva) intervenciones complejas en puntos concretos.
En cuanto a los materiales, la diversidad de combinaciones de plásticos y metales, fibras y otros ya dio lugar a una gran diversidad de materiales compuestos (años setenta), así como materiales autoensamblantes (para cápsulas de medicamentos) o inteligentes (capaces de prevenir fallos, adaptarse al entorno o recomponerse por sí solos). Y se desarrollan ya los llamados materiales superconductores de alta temperatura (para temperaturas semejantes a las ambientales), que minimizarán las pérdidas en el transporte y consumo de energía y permitirán crear motores y dispositivos antes impensables.
Los transportes están sufriendo ya una auténtica revolución, por un lado con el desarrollo de series de vehículos más limpios y energéticamente eficientes, así como con la "personalización" de las unidades. Por otro lado, se extienden en todo el mundo, sobre todo en Europa continental, las redes de ferrocarriles de alta velocidad (TGV, AVE, ICE) y se crean, para el transporte aéreo, aviones cada vez de mayor capacidad, menor consumo y niveles muy superiores de seguridad.
En cuanto a los vehículos destinados a viajar por el espacio, está en fase avanzada de desarrollo la estación espacial internacional "Alpha" y se crean ingenios espaciales de exploración de regiones lejanas mucho más baratos y sencillos, destinados a la exploración sistemática del sistema solar.
En el campo de la salud y la alimentación, las grandes líneas de avance se centran -toda vez que el proyecto Genoma ha permitido conocer la totalidad del código genético humano- en las terapéuticas génicas (1990), por ejemplo mediante la inyección de genes directamente en sangre, el avance en el diseño e implantación de órganos artificiales (basados en el empleo de tejidos artificiales diseñados mediante técnicas de ingeniería biológica) y los avances en el campo de los anticonceptivos (basados fundamentalmente en el implante de larga duración de sustancias espermicidas o inhibidoras de la fecundidad).
Biogás Una forma ecológica de producir energía es el llamado biogás. Al dejar sin oxígeno materia orgánica, ésta se descompone creando biogás (dos tercios de metano, con hidrógeno y dióxido de carbono), que es muy inflamable. Un ejemplo lo constituye la granja lechera Mason-Dixon de Pennsylvania (EE UU): El estiércol de 2 000 vacas pasa a través de una rejilla en el suelo hasta unos tanques de digestión anaerobia, donde se produce biogás. Ese gas abastece unos motores que proveen electricidad para la vaquería. Neuroprótesis La ciencia está dando sus primeros pasos en la integración de máquinas dentro del cuerpo humano. Por ejemplo, las neuroprótesis son como brazos artificiales que responden a los impulsos eléctricos del cerebro; para ello se valen de microprocesadores o implantes con sensores que captan las ondas cerebrales; de este modo mandan órdenes a los electrodos insertos en los músculos para que se muevan.
Evolución de las técnicas de información
A corto y medio plazos, los progresos que van a tener mayor repercusión en nuestra vida cotidiana se refieren esencialmente a las técnicas de la información. La irrupción (años noventa) de las redes telemáticas en todas las actividades humanas, como había sucedido antes con los ordenadores, ha hecho que el panorama de la comunicación y recepción/envío de información haya cambiado enormemente. Las revistas y periódicos a través de INTERNET, los informes especializados sobre cualquier tema, las teleconferencias, los grupos de discusión y otros sistemas han modificado radicalmente el panorama de las posibilidades de interconectividad con los puntos más remotos del planeta.
Esas redes están asimismo sometidas a un intenso proceso de modificación y se trabaja activamente en redes ópticas e inalámbricas de gran capacidad que aumentarán, más si cabe, su eficacia. Por otro lado, se encuentran los avances en el campo de los sistemas operativos (Windows 95, OS/2), mucho más fáciles de manejar por el usuario, y los desarrollos de aplicaciones concretas, como las referidas a los campos de multimedia o de la realidad virtual (años 90).
Este cambiante panorama, que se extiende a nuestro entorno familiar con sistemas capaces de integrar ordenador, televisión, cadena musical y otros aparatos, con ofertas como la televisión digital y la televisión a la carta, con el cableado de las ciudades con fibra óptica para permitir el envío simultáneo de millones de señales a bajo coste, requieren un cambio de mentalidad profundo, una auténtica alfabetización digital de la población, para adaptarla a las tendencias que apunta, por ejemplo, el mercado laboral con los primeros intentos de teletrabajo (IBM, 1996) y la consecuente supresión de los grandes centros productivos, la reducción de desplazamientos al y del lugar de trabajo, y la posibilidad, gracias a la telefonía móvil combinada con la oficina portátil, de trabajar desde cualquier lugar como se hubiese hecho con anterioridad desde un despacho situado en un edificio y una zona concretos.
Una ventana abierta al futuro
No cabe duda de que a lo largo del presente siglo se alumbrarán muchos y muy importantes avances de tipo tecnológico que incidirán de forma directa y crucial en las vidas de las personas y en el devenir del planeta en general. No en vano, los éxitos tecnológicos de muchas investigaciones llevadas a cabo durante la segunda mitad del s. XX y los primeros años del s. XXI, y que dieron lugar a descubrimientos tan cabales como la trascripción de la secuencia del genoma humano o el desarrollo de Internet, han asentado unas bases inmejorables a partir de las cuales encauzar un nuevo siglo de grandes descubrimientos.
Los grandes temas en torno a los cuales girarán estos avances, que han de transformar hasta los detalles más insignificantes de nuestra rutina en las próximas décadas, serán fundamentalmente cinco: la genética, la biotecnología, la robótica, la exploración espacial y las telecomunicaciones. A continuación repasaremos uno por uno éstos ámbitos y de qué manera han de cambiar durante este nuevo siglo.
La genética
Desde que el 26 de junio de 2001 se diera a conocer el primer borrador del genoma humano, el complicadísimo código que nos configura y con el contenido del cual podríamos llenar el espacio de hasta 500 listines telefónicos, se creó un nuevo escenario para la genética.
En el transcurso del s. XXI, esta ciencia ha de enfrentarse a una serie de retos de distinto orden que, una vez superados, han de depararnos descubrimientos cruciales. Los primeros son los retos de tipo científico, cuya superación pasa por un mayor desarrollo de la genómica, la proteonómica y la postgenómica y también por el avance en materia de genética evolutiva, que ha de permitir en un futuro la explicación de la base genética de las diferencias entre y dentro de las especies, la generación de organismos a partir de cromosomas sintéticos o la compilación de las filogenias completas de genes, organismos, poblaciones, etcétera.
Por lo que respecta a los retos tecnológicos, éstos pasan por la mejora de la calidad y el aumento de la producción de los alimentos transgénicos y por el desarrollo de los denominados fármacos "a la carta".
En el ámbito de la ecología, la ciencia genética deberá preservar la diversidad de las especies y plantear también la creación de especies nuevas. Por último, la genética deberá afrontar retos de tipo ético y social en pro de la aceptación de la manipulación genética, cota que sólo podrá alcanzarse mediante una correcta educación genética que conduzca a una elección responsable por parte de la población.
Genoma humano Se llama genoma a la totalidad del material genético de un organismo. El genoma humano tiene entre 50 000 y 100 000 genes distribuidos entre los 23 pares de cromosomas de la célula. Cada cromosoma puede contener más de 250 millones de pares de bases de ADN y se estima que la totalidad del genoma tiene aproximadamente 3 000 millones de pares de bases. El objetivo último de la representación y secuenciación del genoma es asociar rasgos humanos específicos y enfermedades heredadas con genes situados en lugares precisos de los cromosomas.
La biotecnología
Estrechamente relacionada con la genética, la biotecnología ha de tener una importancia cabal en el mapa tecnológico del s. XXI. Tras asentarse durante el s. XX con la producción masiva de antibióticos que posibilitaron un aumento notable en las expectativas de vida de los habitantes del planeta, esta disciplina tiene ante sí un futuro prometedor.
Entre las investigaciones que se llevan a cabo destacan la práctica de las terapias celulares, que combatirán con gran eficacia enfermedades como la leucemia o el Parkinson; las terapias génicas, que harán lo propio con males como la diabetes, el cáncer, el Alzheimer o incluso el alcoholismo; el uso de células troncales para la regeneración de órganos o la producción de proteínas recombinantes y de plásticos biodegradables en plantas transgénicas. Si bien la evolución de éstas y de otras disciplinas ligadas a la biotecnología son aún inescrutables, no cabe duda de que su implementación mejorará nuestra calidad de vida en las próximas décadas.
Alimento transgénico Un ejemplo de biotecnología son los alimentos transgénicos creados a partir plantas modificadas genéticamente. En este caso se manipula la información interna de los cultivos al introducirles cambios de color, sabor o resistencia a plagas. Así, se crea un alimento que se supone de mejor calidad nutritiva y con mayor rendimiento económico.
La robótica
Desde que el dramaturgo checo Karel Capek acuñara en 1921 la palabra robot, estas máquinas, capaces de realizar los más diversos trabajos de forma más rápida y más precisa que los hombres han experimentado un desarrollo que ha desbordado las expectativas más promisorias.
Si a mediados de la década de 1990 se calcula que operaban un total de 700 000 robots en todo el mundo, esta cifra ha de crecer de forma exponencial en el nuevo siglo, como también han de multiplicarse los ámbitos de acción de estas capaces máquinas. Y es que su uso no sólo implica una mejora en la productividad, gracias a sus grandes rendimientos, sino que además permite la interacción con materiales que resultan nocivos para el hombre o el trabajo en lugares o en condiciones que tampoco podríamos soportar los seres humanos.
La robótica en el s. XXI permitirá automatizar las más diversas tareas, tales como la fabricación de nuevos productos, el cuidado de los hogares y las empresas o el mantenimiento de infraestructuras. Los robots serán capaces de construir edificios o autopistas con una mínima asistencia humana, así como de acometer las funciones más insignificantes en pro de facilitar nuestras rutinas cotidianas.
Se desarrollarán asimismo sistemas microelectromécanicos, es decir, robots de tamaños milimétricos que tendrán grandes aplicaciones en el ámbito de la medicina, pues podrán inocularse en pacientes para penetrar en sus vasos sanguíneos, eliminar bloqueos en las arterias o suministrarles medicamentos. En este mismo ámbito proliferará el empleo de robots para la práctica de complicadas y precisas intervenciones quirúrgicas.
Por último, otro aspecto de la robótica que vivirá una verdadera revolución en las décadas venideras será la capacidad de raciocinio de los robots, cuyas improbadas inteligencias artificiales les capacitarán para la realización de tareas cognitivas tales como planificaciones estratégicas o aprendizajes por experiencia. Así, los robots acabarán siendo capaces de llevar el mando, por ejemplo, de una ofensiva militar o de una fábrica, así como de diagnosticar y reparar fallos en otros robots.
¿Qué es Silicon Valley? Se conoce con este nombre una parte del condado californiano de Santa Clara, en el sudoeste de Estados Unidos, donde hay un gran número de industrias que fabrican instrumentos y objetos de alta tecnología: computación, robótica, electrónica, etc. Todas estas ramas de producción utilizan el silicio (de ahí el nombre de Silicon Valley) como materia prima para la fabricación de semiconductores. Se trata de una de las regiones industriales más tecnificadas del mundo.
La exploración espacial
Si bien la ciencia aeroespacial ya experimentó un avance sustancial durante el s. XX, en el que se alcanzaron cotas como la conquista de la Luna o el establecimiento de una red de satélites, en el s. XXI son muchos todavía los retos a acometer por la industria astronáutica mundial.
Los proyectos de los que más oiremos hablar, y que sin duda serán las puntas de lanza de la carrera espacial, serán los ligados a viajes tripulados, especialmente a Marte. A largo plazo, la ciencia aeroespacial se planteará la posibilidad de colonizar otros planetas, si bien esta línea de acción resulta utópica en el escenario tecnológico actual.
Las telecomunicaciones
No cabe duda de que el s. XXI ha de ser el siglo de las telecomunicaciones. La eclosión mundial de la Red de redes, Internet, en los últimos compases del s. XX, apuntó la enorme importancia y las vastas posibilidades de una red de comunicaciones veloz y fluida en unas sociedades cada vez más globalizadas e interrelacionadas.
La tecnología ha de responder por fuerza a la cada vez mayor necesidad de sinergias y nuevas soluciones para la comunicación entre los habitantes del planeta.
Algunas de las líneas de acción de esta futurible revolución de las telecomunicaciones han de ser la integración de Internet en todos los ámbitos vitales, desde el trabajo en equipo entre personas geográficamente alejadas a la realización de las más simples tareas domésticas, como pueden ser las compras o la teleasistencia médica, el desarrollo de Internet2, proyecto que trata de mejorar tecnológicamente la Red y también de respaldar su difusión, y la mejora e implementación de tecnologías tales como la telefonía satelital, la videotelefonía o la televisión digital.
¿Qué zona de Asia destaca en particular por exportar alta tecnología? Japón, Taiwán, China y el Sudeste Asiático. Mientras algunos países orientales (como la India) obtienen una gran producción agrícola, otros han despuntado en la producción y la invención tecnológica. Entre los llamados "dragones asiáticos" figuran países como Corea del Sur, Singapur, Thailandia y Malaysia. Los principales productos exportados son electrodomésticos y aparatos electrónicos y de computación.
El MIT. Construyendo el futuro El Massachusetts Institute of Technology (MIT) es una referencia ineludible cuando se habla de tecnología en la actualidad, tanto en Estados Unidos como a nivel internacional. De él han nacido grandes proyectos, como la "Red galáctica", que en 1962 ponía las bases de lo que más tarde sería Internet, y auténticos gurús de las nuevas tecnologías como el profesor Nicholas Negroponte.Esta organización privada de investigación está dividida en áreas de trabajo específicas como ingeniería, arquitectura, computación, etc. La investigación corre paralela a la enseñanza en programas interdisciplinarios, laboratorios y centros de trabajo muy alejados de la concepción tradicional de la enseñanza universitaria. Su cuadro de administradores, conocido como la Corporación, está compuesto por setenta y cinco miembros, todos ellos prestigiosos expertos en sus respectivas especialidades.La misión del MIT es fundamentalmente avanzar en el estudio y aplicación de las nuevas tecnologías y educar a estudiantes de ciencias, tecnología, y otras áreas de la cultura para que estén preparados para afrontar los retos que plantea un mundo cada vez más comunicado y tecnificado. El MIT genera, disemina y preserva el conocimiento y provee a sus estudiantes de una educación que combina estudio riguroso con el entusiasmo del descubrimiento, siempre con el estímulo de la influyente comunidad intelectual que rige los destinos del Instituto.
Las premoniciones de la literatura de ciencia-ficción Desde tiempos inmemoriales uno de los objetos de la imaginación de los seres humanos ha sido tratar de imaginarse el mundo en un futuro remoto. En estas figuraciones ha radicado en muchos casos el avance científico, que se hallaría estancado de no ser por las mentes preclaras que han sabido leer hacia dónde ha de llevarnos el progreso tecnológico. Visionarios En otras ocasiones, el radio de acción de estas premoniciones se ha circunscrito a ficciones literarias o bien cinematográficas, pero no son pocos los casos en los que estas recreaciones del futuro, en ocasiones carentes de una base científica, han acabado resultando increíblemente certeras. Así, Luciano de Samosata ya apuntó en el s. II la posibilidad de un viaje a la Luna, por no hablar de las predicciones tan ajustadas a la realidad que salpican toda la obra de genios como Leonardo da Vinci o Julio Verne. Grandes de la ciencia-ficción Algunos escritores que merecen también figurar en esta relación de mentes preclaras son Arthur C. Clarke, H. G. Wells, George Orwell, Aldous Huxley, Ray Bradbury, Robert A. Heinlein, Isaac Asimov, John W. Campbell Jr., Pierre Boullé, Michael Marshall Smith o Dorian Blackwood. El caso de Neuromante Cabe destacar al escritor estadounidense William Gibson, quien en su aclamada novela Neuromante (1984) no solo asentó las bases del subgénero literario conocido como ciberpunk, sino que apuntó algunas de las claves del futuro tecnológico, entre ellas el papel fundamental de Internet en la sociedad del s. XXI.
Automóviles del futuro La premisa en torno a la cual se entroncará el futuro de la tecnología automovilística será sin duda la protección del medio ambiente, finalidad que se alcanzará mediante la reducción del consumo de combustibles o bien por medio del empleo de nuevos tipos de energía. Algunas de las alternativas energéticas con las que se trabaja en la actualidad para su futura incorporación al funcionamiento de los coches del s. XXI son, entre otras, el gas natural, el aceite de girasol, los alcoholes o la energía solar. Otra línea de investigación muy prometedora en este mismo sentido es la de los coches eléctricos, o la de los híbridos que funcionarán mediante la conjunción de la electricidad y de otro combustible. Ha de tenerse en cuenta que la necesidad de estas nueves fuentes energéticas no atiende únicamente a una finalidad puramente ecológica, sino que, según las previsiones de los científicos, los combustibles que los automóviles utilizan en la actualidad se agotarán por completo en uno o dos siglos.Conducción asistida Un ámbito donde también urge un replanteamiento de la tecnología automovilística es el de la información: los coches del futuro suministrarán al conductor datos en tiempo real acerca de la meteorología o del estado del tránsito, y le especificarán asimismo las rutas más rápidas para llegar a un destino prefijado. Los "coches inteligentes" se servirán de las tecnologías más punteras, y serán capaces de comunicarse con satélites o con servidores remotos, pero para la implantación de estos sistemas también será necesaria una compleja red de infraestructuras en las carreteras, que deberán contar con sensores, videocámaras, centros de control o paneles informativos.

Fuente bibliográfica: Gran Enciclopedia Interactiva
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5 comentarios:

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Unknown dijo...

buenas noche profesor
Edad Contemporánea es el nombre con el que se designa el periodo histórico comprendido entre la Revolución francesa y la actualidad. Comprende un total de 219 años, entre 1789 y 2008. La humanidad experimentó una transición demográfica, concluida para las sociedades más avanzadas (el llamado primer mundo) y aún en curso para la mayor parte (los países subdesarrollados y los recientemente industrializados), que ha llevado su crecimiento más allá de los límites que le imponía históricamente la naturaleza, consiguiendo la generalización del consumo de todo tipo de productos, servicios y recursos naturales que han elevado para una gran parte de los seres humanos su nivel de vida de una forma antes insospechada, pero que han agudizado las desigualdades sociales y espaciales y dejan planteando para el futuro próximo graves incertidumbres medioambientales.
Si se define la Modernidad como el desarrollo de una cosmovisión con rasgos bien característicos (antropocentrismo -confianza en el ser humano por sobre lo divino-, idea de progreso social, énfasis en la libertad individual, valoración del conocimiento y la investigación científicas, etcétera), entonces es claro que la Edad Contemporánea es una continuación de todos estos conceptos, que surgieron en Europa Occidental a finales del siglo XV y comienzos del XVI con el Humanismo, el Renacimiento y la Reforma Protestante; y se acentuaron durante la denominada crisis de la conciencia europea de finales del siglo XVII, que incluyó la Revolución Científica y preludió a la Ilustración.
Uno de los pilares de la sociedad contemporánea, en relación a todos los períodos históricos precedentes, es el proceso de industrialización acelerada que se vivió desde la Revolución Industrial en adelante. Esta se vivió en fechas distintas según el lugar y las influencias: segunda mitad del siglo XVIII (Inglaterra, cuna de la Revolución Industrial), primera mitad del XIX (Europa), segunda mitad del XIX (Estados Unidos, Rusia y Latinoamérica), primera mitad del XX (Japón), segunda mitad del XX (naciones africanas).
dayana zambrano CI:13162625
Sección 2 Nocturno

Lic. Albis R Pérez dijo...

Edad Contemporánea
Es el nombre con el que se designa el periodo histórico comprendido entre la Revolución francesa y la actualidad y que comprende un total de 219 años, que se dan entre 1789 y 2008. En cuanto a la humanidad se experimentó una transición demográfica, que fue concluida para las sociedades más avanzadas con el llamado primer mundo y aún en curso para la mayor parte de los países subdesarrollados y los países recientemente industrializados, que ha llevado su crecimiento más allá de los límites que le imponía históricamente la naturaleza, consiguiendo la generalización del consumo de todo tipo de productos, servicios y recursos naturales que se han elevado para una gran parte de los seres humanos en su nivel de vida de una forma que era antes insospechada, pero que a su vez han agudizado las desigualdades sociales y espaciales dejando planteando para el futuro próximo graves incertidumbres en los medios ambientales.
Los acontecimientos de esta época se han visto marcados por las transformaciones aceleradas que se han dado tanto en la economía, como en la sociedad y la tecnología y que han merecido el nombre de Revolución Industrial, al mismo tiempo que se destruía la sociedad preindustrial y se construía una sociedad de clases que era presidida por una burguesía que contempló el declive de sus antagonistas tradicionales como lo eran los privilegiados en el nacimiento y desarrollo de uno nuevo: el movimiento obrero, que era en nombre del cual se plantearon distintas alternativas al capitalismo. Las transformaciones más espectaculares fueron las políticas e ideológicas como lo fueron La Revolución liberal, el nacionalismo, y el totalitarismos; así como las mutaciones del mapa político mundial y las mayores guerras conocidas por la humanidad.
Independencia de Estados Unidos
La Constitución de los Estados Unidos de América del 17 de septiembre de 1787, comienza con el célebre We the People que se traduce a "Nosotros, el Pueblo", que es lo que define el sujeto de la soberanía. El precedente inmediato que había sido, además de la Declaración de Independencia fue la Declaración de Derechos de Virginia el 12 de junio de 1776. Después de los diez años siguientes, las primeras enmiendas conformaron lo que se denominó para entonces La Carta de Derechos en el año 1789. Y desde entonces ha sido profusamente enmendada.
Para entonces los ingleses se habían instalado en Norteamérica desde el siglo XVII, dando lugar así a las Trece Colonias. Durante la gran guerra colonial que los ingleses emprendieron con los franceses (1756-1763), y que fue correlato americano de la Guerra de los Siete Años europea, los colonos estadounidenses cobraron conciencia de su propio poder.
En los años siguientes, la metrópolis inglesa que se condujo con poco tacto con las colonias, y tras el enfriamiento progresivo de las relaciones, los colonos y los "casacas rojas", como se le llamaba a las tropas inglesas por el color de su uniforme, tuvieron las primeras refriegas. En el año 1776, en un "congreso continental" reunido en la ciudad de Filadelfia, las Trece Colonias proclamaron así la independencia.
La guerra, liderada por George Washington por el lado colonial, terminó con la completa derrota de los ingleses en la batalla de Yorktown para el año 1781, y la posterior admisión de la independencia del año 1783. Durante algunos años hubo dudas en cuanto a si las Trece Colonias seguirían su camino así como otras tantas naciones independientes, o si se unirían en una única nación. Fue en un nuevo congreso celebrado otra vez en Filadelfia, para el año 1787, que acordaron finalmente una solución intermedia, conformando así un estado federal con una compleja repartición de funciones entre la Federación y los Estados miembros, todo ello bajo el mandato de una única carta fundamental, como lo fue la Constitución de 1787, la primera escrita en el mundo. La Federación, conocida como los Estados Unidos, que se inspiró para su creación y para la redacción de su carta magna, en los principios fundamentales promovidos por la Ilustración, incluyendo el respeto a los derechos humanos, a el individualismo, a la democracia, etc., transformándose así en un ejemplo a seguir por los burgueses de otras latitudes, que encontraron aquí la inspiración para los siguientes movimientos revolucionarios que vendrían.
El maquinismo
Fue un fenómeno social de la mecanización del trabajo o de la producción, por la mejora y alivio que para el esfuerzo humano, pero con la tragedia que para el trabajador representa su sustitución despiadada, y la perspectiva del paro, cuando la organización social no estructura un sistema que distribuya las ventajas de la producción mecánica para el empresario y el trabajador.
Los primeros síntomas de la Revolución Industrial y el nacimiento del régimen fabril (relativo a la fábrica), tienen sus orígenes en la máquina textil. El punto de partida tuvo lugar en Inglaterra, país que poseía ricos depósitos de carbón y de hierro y que podía obtener enormes cantidades de materias primas procedentes de sus muchas colonias dispersadas en el mundo.
Esta nación, en el siglo XVIII se había convertido en la potencia mercantil e industrial más importante del mundo. Sus posesiones se extendían por todo el globo por lo que las flotas inglesas recorrían todos los mares y sus comerciantes traficaban en todas las latitudes.
Dicha situación aumentó la demanda de muchos artículos, entre los que se contaban los tejidos de algodón y que por provenir en su mayor parte de la India, se les llamaba indianas. Debido a que la industria inglesa, basada en el simple trabajo manual de sus obreros, no alcanzaba a satisfacer las necesidades crecientes del mundo, y porque no podía competir con el bajo costo de la obra de los hindúes, los industriales de la región de Lancashire -vecina al pueblo de Liverpool- ofrecieron importantes premios a quienes lograsen crear nuevos procedimientos que fuesen más eficientes que la antigua rueca y el primitivo telar. A partir de estas ofertas surgieron las primeras máquinas para hilar, para tejer y para desmontar el algodón.
La primera máquina para hilar algodón fue lograda por James Hargreaves, carpintero-tejedor de Blackburn.

Durante los años 1764-1767, inventó un torno o maquinaria simple, movida a mano y por medio de la cual una mujer podía hilar, al principio seis o siete, pero después hasta ocho hilos a la vez. El torno es quizás la más importante de las máquinas-herramientas. La transformación final del torno en un instrumento metálico de alta precisión tuvo lugar en el siglo XVIII, gracias a Maudslay en Inglaterra, que permitió elaborar tornillos normalizados. Por otro lado, el pedal del torno dio a Watt el modelo para transformar el movimiento alternativo en rotativo en una máquina de vapor.
Primera Guerra Mundial
A comienzos del siglo XX, el mapa político mundial se encontraba casi completamente dominado por los imperios. En Asia existían el Imperio Chino y el Imperio Otomano, mientras que en Europa estaban el español, portugués y holandés, que se remontaban al siglo XVI, y el británico, francés, austriaco, alemán e italiano, que habían alcanzado su apogeo a mediados del siglo XIX.

La Primera Guerra Mundial, que estalló en el año 1914, puso fin a un período de paz que se había extendido por casi medio siglo, tiempo durante el cual Europa había logrado gran poder y riqueza, convirtiéndose en el centro del mundo. Sin embargo, este conflicto cambiaría el escenario mundial al trasladar la supremacía a dos nuevas superpotencias: Estados Unidos y Rusia.

El inicio del conflicto para La Primera Guerra Mundial fue el resultado de una suma de causas. Si bien durante el siglo XIX el nacionalismo se había convertido en el impulsor del desarrollo de países como Italia y Alemania, a la vez había generado una fuerte competencia entre las naciones. Francia no podía olvidar la guerra contra Alemania (1870-1871), que le significó la pérdida de territorios como Alsacia y Lorena. Y Alemania, por su parte, quería ocupar ya no solo un lugar destacado dentro del panorama europeo, sino también convertirse en una gran potencia naval, lo que provocó descontento e inquietud en Inglaterra.

El nacionalismo, por otro lado, empezó a ser cada vez más fuerte entre los pueblos de Europa centrooriental: polacos, checos, eslovacos, croatas y eslovenos, sometidos a grandes imperios, como el de Rusia y el Austro-Húngaro.

Tras la paulatina disolución del Imperio Otomano, Austria-Hungría y Rusia se disputaron el predominio en la península de los Balcanes (sureste de Europa). Esta zona en sí tenía escaso valor económico, pero era considerada hacía mucho tiempo como la frontera entre los intereses de los tres grandes imperios. Históricamente, las potencias europeas lograban acuerdos cuando algún hecho amenazaba con dividirlas. Una de las crisis por los Balcanes fue resuelta en 1870 por el Congreso de Berlín, presidido por el canciller alemán Otto Von Bismarck. En 1912 resurgió el problema por esta península y las potencias se reunieron en Londres para tratar de buscar una solución común. No obstante, hubieron dos factores que se opusieron a esta modalidad de resolver los problemas: por un lado, la formación de bloques tales como Triple Alianza y Triple Entente, y por otro, la creciente debilidad interna de dos de los imperios, Rusia y Austria-Hungría, cuyos intereses resultaban muy afectados por el tema de los Balcanes.

Estos dos imperios peleaban por extender su dominio sobre los Estados que conformaban los Balcanes. Uno de estos estados era Serbia, que quiso agrupar dentro de sus fronteras a todos los eslavos del sur, y como en Austria -vecina a Serbia- vivían numerosos serbios, las relaciones entre los dos Estados comenzaron a tornarse hostiles.


La revolución soviética o rusa

A principios del siglo XX, la economía rusa estaba en crisis. Las carencias de la población, que más tarde se sumaron a los horrores de la Primera Guerra Mundial, generaron un descontento generalizado contra el régimen zarista.

En 1905 hubo una rebelión importante, pero fue aplacada. La revolución estalló en marzo de 1917, cuando los obreros de San Petersburgo hicieron una protesta que luego se extendió a otras ciudades. Las tropas se negaron a tomar medidas contra los rebeldes. El zar Nicolás II fue destituido y encarcelado.

Un gobierno provisorio, formado por liberales y socialistas moderados, intentó establecer una democracia parlamentaria, pero su poder estaba limitado por el del Sóviet, consejo revolucionario de obreros.

El 22 de enero de 1905, una gran manifestación pacífica organizada en San Petersburgo, para pedir al zar reformas, fue disuelta a tiros por las tropas, falleciendo más de mil personas. Este hecho causó gran indignación en toda Rusia. De inmediato comenzaron a producirse huelgas y actos violentos que se propagaron a los núcleos industriales y sacudieron a las naciones sometidas al imperio, como Georgia, Polonia y Finlandia. Incluso por primera vez sectores minoritarios del ejército se rebelaron contra el zar. Finalmente, la situación pudo ser dominada, pero el poder del zar ya había sido puesto en jaque.

Luego, los trabajadores comenzaron a organizarse en soviets o comités de obreros y soldados, y los revolucionarios ganaron terreno en la clandestinidad. Los soviets se constituyeron más tarde en un poder paralelo.


El 30 de octubre, el zar Nicolás II prometió una gran reforma de las instituciones y la creación de una Duma o asamblea, pero tan pronto como retornó la calma al país, retrocedió en sus intenciones reformistas y, disolviendo la Duma, impidió la evolución del sistema político hacia una monarquía liberal. Todo esto le restó apoyo, ahora no solo del pueblo sino también de la burguesía.

El 12 de marzo, una parte de la guarnición de la ciudad de Moscú se unió a los revolucionarios. Los principales edificios públicos fueron tomados por los insurrectos, que detuvieron a ministros y líderes zaristas.

El 15 de marzo se formó un gobierno provisional, integrado por políticos liberales y socialistas. Este gobierno, presidido por el liberal príncipe Gueorgui Lvov, de carácter moderado y defensor de los intereses de la burguesía, se enfrentó a los soviets y dio lugar a un cambio de gobierno que desembocó en la entrada de políticos social revolucionarios y mencheviques, a la cabeza del cual fue puesto Aleksander Kerenski. Este líder continuó los enfrentamientos con los, aunque trató de serenar el escenario mediante la convocatoria a elecciones para la constitución de una asamblea constituyente.

Con la irrupción de Lenin se organizó una campaña contra este gobierno. Y el comandante en jefe del ejército, general Kornilov, intentó dar un golpe de Estado en septiembre, lo que precipitó el proceso revolucionario, pues el gobierno provisional se vio obligado a apoyarse en los soviets para derrotar el golpe militar.

Progresos del hombre en el siglo XX
En el siglo XX, esta evolución hacia el trabajo en equipo se acelera a fin de compensar los efectos de la especialización creciente impuesta por la rápida extensión del campo de la ciencia, y para permitir un mejor aprovechamiento de los equipos -cada vez más costosos- necesarios para la continuación de los trabajos de investigación. Es probable que el profundo valor cultural de la ciencia hubiera sido insuficiente para asegurarle el apoyo material cada día más importante que necesitan estos progresos. Por suerte, la constante expansión de los presupuestos de investigación científica y técnica se ve favorecida por la toma de conciencia del hecho de que el porvenir de cada país está en gran medida condicionado por los esfuerzos que se realicen en este campo.
Por su misma rapidez y, aún más, por sus repercusiones técnicas, el florecimiento de la ciencia no deja de suscitar ciertas aprensiones a veces justificadas. En el plano intelectual, la extensión desmesurada del campo de la ciencia, el tecnicismo creciente de las teorías y de los descubrimientos y la especialización cada vez más estrecha de la mayoría de los investigadores presentan el riesgo de crear una incomprensión progresivamente más marcada entre los que participan en el progreso y el resto de la humanidad que, al no poder apreciar el espíritu de aquél, sólo juzga sus consecuencias materiales.
Albis Pérez C.I: 8677626
Milaryz Curvelo C.I: 6870257

María Alarcon dijo...

COMENTARIO DE LA EDAD CONTEMPORÁNEO

La edad contemporánea empieza, según los historiadores, con la Revolución Francesa , motivada por parálisis nacional que se produjo entre 1788 y1789. Se toma como referencia para indicar el fin de la edad moderna los procesos que se dan para cambiar las estructuras del llamado Antiguo Régimen en Europa y que repercuten en los territorios ocupados por las potencias en el nuevo mundo.
Se puede señalar que la Revolución Industrial en Inglaterra, la Revolución Francesa en lo político, económico y socia, los movimientos independentistas de Norteamérica y Íbero América marcan el inicio de la edad contemporánea.
La burguesía tiene un rol importante en cambios que se sucederán en Inglaterra, Francia, España y el resto de Europa.
El desarrollo económico busca nuevas corrientes que sustenten y apoyen las nuevas concepciones económicas, con el avance de las ciencias, nace la economía política y con ella la las teorías del Fisiocratismo y liberalismo con pensadores como Quesnay y Locke respectivamente. Posteriormente, con la Revolución Industrial en Inglaterra, A. Smith introdujo los conceptos del capitalismo librecambista, dando origen a que Inglaterra se convirtiera en la primera potencia del mundo en lo económico, militar y político.
Pensadores como Locke en Inglaterra, Mostesquien y Rousseau en Francia influyen en los cambios y en la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano que dan inicio a una constituyente y posteriormente a la asamblea legislativa.
Los conceptos de libertad e igualdad, llegan a constituirse en la bandera de la Revolución en busca de la conquista en busca de la conquista del poder para cambiar la estructura de la sociedad. El resultado fue que la Asamblea Legislativa se encontró dividida en los Girondinos, que apoyaban la permanencia de la monarquía con cambios en la que se proponían los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, por otro lado los Jacobinos, que se pronunciaban por abolir la monarquía y limitación de los derechos de la Burguesía , el Clero y la Nobleza. Se puede decir que el año 1792 fue crucial para el futuro de Francia, igualmente ocurrió para el mundo que recibió el impacto y asimilo las bases de la democracia la libertad y la igualdad. Para el mundo, después de la Revolución Francesa se definen dos clases sociales, la burguesía y el proletariado. El desarrollo social en Europa promueve para que en 1917 estalle otra Revolución: La Socialista Soviética.
El avance, progreso o desarrollo de la humanidad desde finales del siglo XVII, durante todo el S. XVIII y a mediados del S. XIX se centro en el crecimiento científico aplicado a la industria, al cambio de sistemas económicos y al aumento de potencia s industriales en Europa y Norteamérica; en las luchas de independencia del nuevo mundo y a la imposición del modelo capitalista de inversión y producción, con la consecuente lucha de clases sociales y de modelos económicos.
Las ambiciones de poder nos llevan a la primera Guerra Mundi, conocida como gran guerra, al final de esta se suceden cambios políticos en Europa con la demarcación de las nuevas naciones, el surgimiento de los Estados Unidos de América como potencia mundial, la creación de la Sociedad de las Naciones (hoy ONU) para buscar un equilibrio en lo político, económico y social.
A pesar de existir la Organización de las Naciones Unidas, el entendimiento entre las naciones no se complementaba en las relaciones diplomáticas, por lo cual se llega a una segunda Guerra Mundial, en la que se enfrentan poderes políticos sociales y económicos sociales, surge como potencia mundiales por un lado los Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Japón, Italia, Alemania y la Unión Soviética (Rusia), se establecen dos polos políticos que defienden cada uno un sistema económico, capitalismo y socialismo, en lo religioso igualmente se centran la cultura espiritualista-religiosa y la materialista.
La polarización llamada de derecha e izquierda se centran en una guerra fría por la supremacía mundial. En todo momento se ha buscado el desarrollo de la humanidad, desde el punto de vista del capitalismo con una visión abierta de oportunidades, en función del potencial e intereses personales y colectivos; desde el punto de vista socialista con una repartición de justicia social, en la búsqueda de la solidaridad y oportunidades iguales para todos, evitando la explotación del hombre.
En la política internacional, los hechos que han perturbado la paz mundial después de la segunda guerra mundial han sido: la guerra de Corea (1950), guerra de Vietnam, guerra de los 6 días dentro del conflicto árabe-israelí. Dentro de esta etapa también se dan progresos con la independencia de algunos Estados en el continente africano, asiático y americano. Desde el punto de vista educativo, los adelantos científicos nos han ayudado en la actualidad a conocernos más en lo biológico y psicológico, adelantos culturales y a relacionarnos mejor con la globalización.

María Alarcón
CI 11042131
Bárbara Romero
CI 9027089

Laura dijo...

Desde el punto de vista de la ciencia histórica y desde la perspectiva occidental, el término Edad Contemporánea se ha venido empleando comúnmente en los países latinos y anglosajones como unidad de estructura metodológica, para designar el periodo que va de 1789 a nuestros días. La denominación nace en la historiografía francesa, para quien la Revolución de 1789 constituye el momento fundamental en la Historia reciente de la humanidad.
En el mundo germánico, el periodo de la Historia que va desde finales del siglo XVIII a nuestros días, tiende a ser considerado como una continuación de la Edad Moderna, ya que la Revolución Francesa o la Independencia de las colonias británicas de Norteamérica, son considerados como hechos históricos importantes, pero simple reflejo de las características de la Modernidad. La historiografía alemana considera que la Edad Moderna abarca desde el siglo XVI a nuestros días, y denomina este periodo corno la Modernidad.
Esta última concepción comienza tropezando con la sugerencia de lo contemporáneo, como referida a algo que es actual y nuestro. En este sentido, el término ha hecho fortuna, y aun reconociéndose sus inconvenientes, resulta difícilmente desterrable.
Sin embargo, el concepto de la historiografía alemana tiene a su favor lo inadecuado que resultará dentro de cien años el término Edad Contemporánea, para referirse al período de la Historia que va desde finales del siglo XVIII hasta finales del siglo XXI: los hechos históricos del siglo XIX, por ejemplo, no serán entonces contemporáneos.
En cualquier caso, de momento y mientras no se encuentre un concepto más adecuado para definir esta parte de la Historia, podríamos definir la Edad Contemporánea como el período que arranca a finales del siglo XVIII, con la época de las Grandes Revoluciones en el mundo occidental, y llega hasta nuestros días.
Características de la Edad Contemporánea
La Edad Contemporánea es ante todo época de revoluciones, entendiendo por revolución un cambio acelerado en el tiempo, que suele trastocar el orden establecido, y emplear generalmente medios violentos para conseguirlo.
La independencia de las colonias americanas de Gran Bretaña, España y Portugal, la Revolución Francesa, la Revolución comunista en Rusia y China, la revolución industrial y técnica, la revolución demográfica, las guerras mundiales…, nos permiten contemplar cómo, en algo más de dos siglos, la humanidad se ha transformado profundamente.
Desde finales del siglo XVIII se modificarán sensiblemente los modos de pensar y actuar de las personas, los sistemas y los regímenes políticos, la sociedad y la economía, la educación, el arte, las comunicaciones...
Estas revoluciones -culturales, políticas, sociales y económicas- comenzarán a gestarse en el mundo de las ideas a partir del siglo XIV; tomarán cuerpo durante los siglos XV, XVI, XVII y XVIII, con el humanismo renacentista, la Reforma protestante, el racionalismo y el empirismo; y alcanzarán su realización durante los siglos XIX y XX.
Desde el punto de vista ideológico, podríamos afirmar que la Edad Contemporánea se caracterizará por las doctrinas liberales, socialistas y cientificistas, que darán pie a una visión individualista, colectivista y materialista de la realidad.
Desde el punto de vista político el mundo occidental durante la Edad Contemporánea se va a caracterizar por la existencia de tres tipos de regímenes políticos: el liberalismo, las democracias y los autoritarismos.
Desde el punto de vista de la organización de la sociedad, las revoluciones acabarán con la estructura jurídica de la sociedad del Antiguo Régimen, fundamentada en los Estamentos -Nobleza, Clero y Estado Llano-, para instaurar las clases sociales: una organización de la sociedad, no ya en virtud del linaje o de una misión específica en la sociedad, sino en la capacidad de las personas: capacidad económica, intelectual, política…
Desde el punto de vista económico, al mercantilismo dominante en los siglos anteriores al XIX, le sustituirán la economía capitalista y la economía estatalista, que no son sino la aplicación de la ideología liberal y socialista a la economía.
Etapas de la Edad Contemporánea
Alta Edad Contemporánea - Baja Edad Contemporánea
Desde un punto de vista metodológico, y desde la perspectiva occidental, podríamos dividir la Edad Contemporánea en Alta y Baja Edad Contemporánea. La primera podríamos situarla cronológicamente de 1776 a 1870, la segunda de 1870 a nuestros días.
Se escogen estas fechas por tener un valor simbólico: en 1776 se inicia la guerra por la independencia de las colonias británicas de Norteamérica, y en 1870 se fraguó la unidad de la actual Alemania e Italia
Alta Edad Contemporánea (1776-1870)
Desde el punto de vista de las relaciones internacionales, la Alta Edad Contemporánea podríamos subdividirla en dos períodos. El primero se caracterizaría por cobijar algunas de las más importantes revoluciones de la Edad Contemporánea; podríamos denominarlo período de las Grandes Revoluciones, y situarlo cronológicamente de 1776 a 1815. El segundo periodo se caracterizaría por ser una época de relativa paz en las relaciones internacionales; podríamos llamarlo, por tanto, periodo de la Paz Relativa, y situarlo cronológicamente de 1815 a 1870..
Las Grandes Revoluciones (1776-1815)
El año de inicio de la época de las Grandes Revoluciones podemos situarlo en 1776 con la independencia de las colonias británicas de Norteamérica, y el año de terminación podríamos colocarlo en 1815 con el Congreso de Viena.
Desde el punto de vista geográfico, estas revoluciones afectarán principalmente al continente americano y europeo, de ahí que se llame también este período como el de las Revoluciones Atlánticas.
Esta etapa se va a caracterizar por una serie de conflictos internacionales de tal envergadura, que establecerán un nuevo orden mundial en la sociedad, en la política, en la cultura y en la economía de la mayoría de las naciones occidentales.
Los sucesos de mayor trascendencia serán: la Independencia de las colonias británicas de Norteamérica (1776-1783), la Revolución Francesa (1789-1799), la etapa napoleónica (1799-1815), y el inicio de la Independencia de las colonias iberoamericanas (1810-1825).
La Paz relativa ( 1815-1870)
Este período se puede enmarcar entre 1815, etapa de la Restauración, y 1870, año de la unificación de Alemania e Italia
Desde el punto de vista geográfico, esta etapa de la Alta Edad Contemporánea influirá prácticamente en todo el mundo.
La etapa de la Paz Relativa se caracterizará porque durante más de medio siglo los conflictos internacionales serán pocos, aislados, y de corta duración, predominando las relaciones pacíficas entre las naciones. En buena medida porque las naciones occidentales estarán centradas principalmente en el intento de implantar los principios del liberalismo y asegurar la consolidación de esos principios en la política interior.
Los sucesos de mayor trascendencia de esta época serán: la Restauración en Europa (1815¬1830), la independencia de las colonias iberoamericanas (1810-1825), los ciclos revolucionarios liberales en Europa (1830-1848), los Nacionalismos de consolidación en Iberoamérica (1825-1848) y Estados Unidos (Guerra de Secesión: 1861-1865), los Nacionalismos unificadores en Italia y Alemania (1870).
Baja Edad Contemporánea (1870-...)
Desde el punto de vista de las relaciones internacionales, la Baja Edad Contemporánea podríamos subdividirla también en dos períodos. El primero se suele denominar la Paz Armada, y cronológicamente podríamos enmarcarlo de 1870 a 1914. El segundo periodo podríamos titularlo etapa de las Grandes Guerras, y situarlo cronológicamente de 1914 a nuestros días.
La Paz Armada (1870-1914)
Suele denominarse periodo de la Paz Armada los años que transcurren entre la unificación de Alemania e Italia (1870), y el inicio de la Primera Guerra Mundial (1914).
Geográficamente este fenómeno histórico afectará los cinco continentes.
Se caracterizará por ser una etapa en la que se lleva a cabo una gran apología de la paz, se multiplican las relaciones entre los Estados por medio de Congresos y Exposiciones Universales, se restablecen las Olimpíadas como un símbolo de la unidad de los pueblos...
Simultáneamente, se incrementan las desavenencias entre las grandes potencias por la hegemonía mundial o colonial, que se resolverán diplomáticamente en casi todos los casos. Estas desavenencias aumentarán la desconfianza entre las naciones, fomentarán una carrera armamentista sin precedentes -no tanto con el propósito de agredir, sino para mantener en alto el prestigio y los intereses de la propia nación-, y motivarán la creación o fortalecimiento de alianzas entre las grandes potencias: alianzas que tienen buen cuidado de aparecer como defensivas, y destinadas precisamente a salvaguardar la paz.
Los sucesos internacionales más importantes de esta época serán: el enfrentamiento entre Gran Bretaña y Rusia por la hegemonía mundial; la aparición de una Alemania que primero quiere consolidar su reciente unión, para convertirse después en la primera potencia europea, y disputar a continuación la hegemonía mundial a Gran Bretaña y Rusia; el choque de intereses coloniales en África y Asia entre las grandes potencias; los conflictos nacionalistas en los Balcanes..
Las Grandes Guerras (1914-...)
De 1914 a nuestros días, el mundo se verá inmerso en tres grandes conflictos bélicos, que han marcado dramáticamente el siglo XX y la historia de la humanidad: la Primera y Segunda Guerra Mundial, y la Guerra Fría; permitiéndonos hablar de un periodo de Grandes Guerras, por su intensidad, por su extensión, y por su repercusión sobre la humanidad.
Junto a las Grandes Guerras, encontraremos también en este periodo otros fenómenos importantes para las relaciones internacionales como los Totalitarismos de entreguerras (1919-1939), y la Descolonización (1946-...).
Esta etapa de la Historia más reciente será también la época de creación y consolidación de las grandes instituciones supranacionales -Sociedad de Naciones y Naciones Unidas, entre otras-; contemplará el hundimiento del bloque comunista europeo y la propia Unión Soviética, abriendo un nuevo panorama en la Historia de las relaciones internacionales y de la misma humanidad en los umbrales del tercer milenio.

JESSICA JIMENEZ CARTALLA.
ZAIDUBY PACHECO.
EDUCACION INTEGRAL SECCION 2 NOCTURNO